HAMBRE Y SED DE JUSTICIA.

HAMBRE Y SED DE JUSTICIA.

San Mateo 5:6.. «Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia porque ellos serán saciados».

El hambre y la sed son las dos necesidades más urgentes del cuerpo. Mientras no comamos y bebamos esas necesidades van a devorarnos.. un pedazo de pan o un pequeño vaso de agua serian muy importantes. También hay otras necesidades que necesitamos «comer y beber» como la música, la pintura, la escultura…. Eclesiastés 1:7-8 Las cosas materiales no sacian completamente, solo calman momentáneamente, nunca satisfacen por completo. Tener el estomago lleno, o mucho dinero, o un excelente estrato social no es suficiente, por eso hay personas que disfrutan el momento: fama, fortuna, abundancia de alimento; pero, en su interior siguen hambrientos y sedientos.

El hambre y la sed que nos sugiere Nuestro Señor Jesucristo no es por algo material, porque ello no sacia; es por algo espiritual: «hambre y sed de justicia». Justicia de Dios que nos llega por el Espíritu Santo. Justicia es verdad, justicia es pureza, justicia es santidad. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la Verdad. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de Pureza. Bienaventurados los que tiene hambre y sed de Santidad.

1 Corintios 2:14a El hombre natural no percibe las cosas que son de Dios: ama la mentira, ama lo impuro, ama todo lo malo; no tiene hambre ni sed por la justicia porque ello es de Dios, es obra del Espíritu Santo. La bienaventuranza (felicidad) que ofrece Dios es espiritual.

Fuimos creados a imagen y semejanza de Dios, es decir, en perfecta justicia, en una relación perfecta con Dios: relación de Verdad, Pureza y Santidad; pero la perdimos por desobedientes.

Apocalipsis 21:6-8 «.. el que venciere.. yo seré su Dios, y el será mi hijo». La perfecta relación con Dios será restaurada por completo al final de nuestro tiempo, en el cielo. Dios y los que vencieron. Apocalipsis 2:10 «se fiel hasta la muerte y yo te daré la corona de vida».

Pero aquellos que nos ha tocado vivir en el periodo de tiempo comprendido entre el ‘principio de la creación’ y la ‘restauración final en el cielo’ ¿QUÉ DEBEMOS HACER PARA SER BIENAVENTURADOS?. La respuesta es sencilla, solamente «tener hambre y sed de justicia».

San Juan 6:53 Comer y beber el cuerpo y la sangre de nuestro Señor Jesucristo, es aprender a vivir como El vivió. Solo así tendremos vida. Solo así seremos salvos.

«Porque ellos serán saciados». Aparentemente aquí hay un problema:

  1. Somos bienaventurados mientras tengamos hambre y sed de justicia.
  2. Pero si esa hambre y sed de justicia es saciada, ¿Cómo vamos a ser bienaventurados?

El ser saciado es ser lleno del Espíritu Santo, esta persona ahora anhela ser transformado a la imagen del Señor, por lo tanto, el saciado nunca deja de tener hambre y sed de justicia. El Señor nos justifica y a partir de ese momento Dios comienza a mirarnos cuanto de semejanza tenemos con Cristo.. «el que venciere, yo seré su Dios, y el será mi hijo».

El problema de muchos creyentes es que han dejado de tener hambre y sed de justicia, no están «comiendo» del Señor, en su trato cada vez se parecen menos al Señor Jesús. Así no seremos ni bienaventurados, ni saciados

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