San Juan 15: 1-8.
La vid es un árbol que para lo único que sirve es para dar frutos. Su madera, prácticamente, no sirve para nada, ni siquiera es una buena leña porque se quema muy rápido.
– Ezequiel 15:1-5 En Londres existe una vid que tiene más de doscientos años, sus ramas sobrepasan los cien pies y por año se recoge hasta setecientas libras de uvas, pero igual, de su madera, no sirve para hacer obra alguna.
Habían en Israel por lo menos siete cultivos muy representativos del país: la vid, el higo, el trigo, la cebada, el olivo, los dáctilos y las granadas. La vid era el símbolo de Israel, se encontraban en las monedas y en la entrada del templo.
Salmos 80: 7-9 Dios trajo de Egipto a Israel, en donde fueron tratados como esclavos, a la tierra prometida; en todo ese recorrido Dios se les manifestó muchas veces y de manera extraordinaria, se multiplicaron de tal manera que llenaron la tierra, ELLOS se consideraban la vid verdadera. Su religión, sus ceremonias, su organización, sus tradiciones, todo, era considerado verdadero, por tanto, tenían todo para su salvación y vida eterna.
Es en esa circunstancia que el Señor Jesús les dice: “Yo soy la vid verdadera”
Jeremías 2: 19-21 Yo las plante como vid de la mejor calidad, pero ustedes se han corrompido, por lo tanto, por haber dejado a Jehová, Isaías 1:1-5, a pesar del cuidado de Dios, y por la arrogancia, egoísmo de ellos, lo que ahora producen son uvas silvestres. Sus razonamientos, sus pecados, los hicieron inservibles.
Es en esa circunstancia que el Señor Jesús les dice: “Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el labrador”
El labrador es quien cuida la vid, la riega, la abona, la poda o corta las ramas que no están produciendo frutos y solo quitan la luz y el aire al resto del árbol.
“Yo soy la vid y vosotros los pámpanos” Ese “vosotros” somos la iglesia, los llamados a producir frutos; PERO, la única condición para producir frutos es, permanecer unidos a Cristo.
– Somos seguidores del Señor, ¿pero estamos unidos a Él?
¿Recuerda a Judas Iscariote? Él fue escogido igual que los otros doce discípulos, pero nunca estuvo unido a Cristo.
¿Qué nos separa de Cristo? Posiblemente la indiferencia, el orgullo, la conveniencia, los amigos, las tradiciones. ¿No crees que es el momento de la poda? Solamente te recuerdo las palabras del Señor Jesús: “Mi Padre es el Labrador”
La poda nos deja limpios.
v.3 “Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado”
San Juan 17:17 “Santifícalos en tu verdad, tu palabra es verdad”