Hebreos 12:11-15.
“Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor”
– Este pasaje es perfecto para hablar de la santidad, nosotros mismos varias veces lo hemos hecho; pero también muchas veces hemos obviado la primera línea del verso catorce “Seguid la paz con todos” y la Palabra de Dios continua el pensamiento en el verso quince “no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados”
“No sea que brotando alguna raíz de amargura”. Como un microbio que infecta y destruye; aparece de pronto y no manifiesta ninguna clase de síntomas; pareciera estar sano, pero la verdad es que nos estamos muriendo, como aquella persona que es portadora del VIH pareciera estar sana, pero realmente su enfermedad es muy seria.
“Y por ella muchos sean contaminados”. Contaminar es contagiar, infectar. “Alguna raíz de amargura” es altamente contagiosa, ataca a hombres mujeres y niños de cualquier raza, posición social o religiosa.
Permítanme hablar de la peor “raíz de amargura”, aquella que es una “plaga”, que está metida en muchas de las iglesias, espero que en la nuestra no, como no da síntomas, muchos no nos hemos dado cuenta de ella, pero está bien metida, haciendo mucho daño porque está contaminando a muchos “no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios”
– Santiago 4:11 “No murmuréis los unos de los otros”
Un mandamiento tan claro como “no matarás” Aparentemente inofensivo, a tal punto que muchos ni saben que es pecado, por eso es que tan fácilmente se mete por todo sitio, lo más grave es que con mucha facilidad se mete en el “Cuerpo de Dios”, la Iglesia.
Murmurar no es mentir ni calumniar, podría ser que el calumniador este diciendo la verdad.
Murmurar es chismear, susurrar, rumorear, hablar de otra persona sin razón alguna de algo que dijo o hizo, y hacerlo en ausencia de dicha persona.
La Palabra de Dios nos está diciendo en esta mañana que no tenemos ningún derecho de hablar de la integridad de otra persona, ni de la congregación. Es pecado, por lo tanto, estamos provocando la ira de Dios.
– Números 12:1-16 “María y Aarón hablaron contra Moisés…”
Ambos son hermanos de Moisés, además, Aarón es el pastor auxiliar y María la directora de la alabanza. Cada vez que murmuramos de alguien, somos un instrumento utilizado por el diablo. “Entonces Jehová descendió… y llamo a Aarón y a María”
– Filipenses 2:14-15 “Haced todo sin murmuraciones y contiendas, para que seáis irreprensibles…”
La pregunta es, ¿Te sientes maltratado porque te has enterado que alguien ha murmurado y ofendido tu persona? ¡Claro que sí! Hay raíz de amargura.
Observemos a Moisés. Números 12:3 “Y aquel varón Moisés era muy manso…” No los enfrentó ni trató de desmentirlos, tampoco se defendió; lo dejo todo en las manos de Dios. Recordemos las palabras del Señor Jesús en san Mateo 12:37 “Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado”
Tropieza el que murmura, tropieza el que no deja ese chisme en las manos de Dios. Tropiezos siempre van a ver pero deben ayudarnos a aprender a confiar mucho más en Dios, más ay de aquel por quien vienen los tropiezos. San Mateo 18:7 “¡Ay del mundo por los tropiezos! Porque es necesario que vengan tropiezos, pero ¡ay de aquel hombre por quien viene el tropiezo! Cuidado con la ira de Dios.
“Seguid la paz con todos” ¡Que efecto tan bendecido traería a nuestros corazones si tenemos paz para con todos! ¡Como aumentaría el amor fraternal!; más aún, ¡Que efecto tendría en el mundo si ellos vieran en nosotros lo que no ven en las demás personas!
Estoy completamente seguro que si en la iglesia “seguimos la paz con todos”, este sería el medio que Dios utilizaría para convencer al mundo del pecado; pero si estamos en pecado ¿?
Oremos, salgamos de donde estamos, vengamos a los pies del Señor, nosotros abracémonos, pidámonos perdón… Yo diría, salgamos corriendo antes que la ira del Señor nos alcance. No sigamos aparentando estar bien, porque el mal es muy grave.