Predicado por Joel Barajas.
Filipenses 3:20-21 20Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; 21el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.
INTRODUCCION
En estos meses muchas personas se alegran, e incluso se llenan de esperanza porque comienza la lotería de visas que se sortea en el país de Estados Unidos de Norteamérica, esto llena de conmoción a muchas personas pues el ganar una de estas visas es algo muy importante, y el anhelo de muchos, es ser el afortunado que recibirá este documento el cual abre las puertas a todas las ventajas privilegios, oportunidades y responsabilidades que ofrece uno de los países mas poderosos y acreditados del mundo. Para ello se necesita llenar requisitos, los cuales serán examinados por las autoridades correspondientes, y de ser uno de los afortunados ganadores, entonces comienza un proceso de ajuste para emigrar al nuevo hogar que ofrece muchas oportunidades. Indiscutiblemente esto es muy bueno para quien desea prosperar, y ofrecer, si no lo tuviera, un nivel de vida mejor a su familia, o para sí mismo.
Lo raro, es que Hay un lugar mucho mejor, del cual muchos conocen de oídas, pero no se quieren esforzar por llegar. Este lugar no se consigue por lotería ni por azar, es un lugar garantizado para el que lo quiera recibir, veamos un poco sobre los requisitos para poder llegar allá.
I.- UNA CIUDADANIA NO DE ESTE MUNDO.
Quien no planea quedarse en un lugar, procura, en la medida de sus posibilidades, terminar lo mas pronto posible cualquier asunto que le detiene para regresar a su casa, o lugar de origen.
Fue lo mismo que el Señor les aclaro a los fariseos, cuando estos le preguntaban, con que autoridad hablaba; Lo primero que Jesús les aclara es que ellos no tienen ni la más mínima de su procedencia.
Juan 8:23 23Y les dijo: Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba; vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo.
Es de suma importancia que nosotros entendamos que no pertenecemos a este mundo, que nuestra ciudadanía es como la del Señor Jesús, y lo más importante es comportarnos como tal, sin tener que afanarse por abundar en riquezas, pues nada nos llevaremos.
Y en cuanto a nuestro comportamiento, no necesitamos aprender del mundo como conducirnos para agradar a Dios, mas bien, nuestro comportamiento debe estar guiado por la palabra de Dios.
Ojo, esto no significa que no seamos personas útiles a la sociedad, que trabajemos y procuremos ganar un sueldo, y con ello obtener bienes, pero amar este mundo y las cosas de este mundo es un gran error
Hebreos 11:13-16 Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra. 14Porque los que esto dicen, claramente dan a entender que buscan una patria; 15pues si hubiesen estado pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían tiempo de volver. 16Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad.
Esta ciudadanía tiene requisitos, no la puede dar ninguna autoridad que no venga de Dios
II.- CIUDADANIA CELESTIAL OTORGADA POR JESUCRISTO
Juan 1:12-13 11A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. 12Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; 13los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.
Primero veamos cual es nuestra verdadera forma de conducirnos, y ojo decimos conducirnos, en cuanto a nuestra manera de vivir, no en cuanto a nuestra forma de trabajar y cumplir con nuestras responsabilidades.
La hermosura de este pasaje nos habla del tiempo que el Señor estuvo entre nosotros y a lo que vino, a lo suyo, a hacer el trabajo por el cual fue enviado, no estuvo entre nosotros para divertirse, ni siquiera para hacer fortuna, o fama de hombres.
El problema es que mientras Jesús nos enseña a ser como El, los suyos no lo conocieron, Jesús les mostraba las obras celestiales, hacia milagros, sanaba enfermos, instruía en la verdadera actitud y comportamiento de los hijos del reino de Dios, pero los de su tiempo se afanaban en las obras y actitudes terrenales.
Sera que realmente muchos no creen en el cielo, y lo tiene como segunda opción, por si las dudas, pero creen mas en el mundo terrenal y lo que pueden percibir con los sentidos del cuerpo, no con los sentidos espirituales, por ello pablo dice que estas cosas son espirituales y los carnales no las pueden entender. Como pues podrían entender que no son obras las que otorgan la ciudadanía celestial, la ciudadanía celestial se otorga a quien recibe a Jesucristo como Señor y salvador. Jesús nos dará en su tiempo, la forma celestial para entrar al cielo, esto se lo explica a Nicodemo.
III. QUIEN POR SU PODER NOS TRANSFORMARÁ (nos dará las posibilidades para entrar al cielo)
En aquella conversación que el Señor Jesús tenia con Nicodemo acerca de los asuntos celestiales, la primera aclaración que se le da a Nicodemo es que, para pertenecer al cielo es importante nacer de nuevo, no se puede entrar sin ser naturalizado como ciudadano celestial.
Juan 3:3 3Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.
La primera transformación será en el espíritu, el que nacerá de nuevo es el espíritu que había sido contaminado, pero cuando la hora llegue y esta habrá de venir El apóstol Pablo nos aclara:
1Corintios 15:51-53 51He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, 52en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. 53Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.
Porque la carne y la sangre no heredaran el reino de los cielos, entonces es necesario participar de un cuerpo glorificado como el del Señor, así pues, el apóstol pedro inspirado por el Espíritu Santo nos dice
- PARA SER SEMEJANTES A EL.
2 Pedro 1:3-4 Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, 4por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia.
Es pues necesario nacer de nuevo y ser transformado, para tener entrada al reino celestial, por tanto, nadie nos engañe sino que, como peregrinos y extranjeros vivamos una vida santa, conforme a quienes somos, esto es como ciudadanos del cielo, esperando a nuestro Señor y Redentor Jesucristo, quien cuando venga por su iglesia, nos llevara, transformándonos en un abrir y cerra de ojos y así estaremos en su presencia. vivamos pues como extranjeros que tampoco somos de este mundo, sino que, somos pertenencia de Jesucristo para honrar y glorificar su nombre.