Romanos 6:1-14.
Permítanme comenzar con una pregunta, ¿Usted, yo, en este momento, somos personas muertas? Por supuesto que para contestar, mucho va a depender de nuestra relación con Dios. Desde un punto de vista la respuesta es, sí; pero desde otro punto de vista la respuesta es, no. Me explico.
Colosenses 3:3 “Porque habéis muerto”
Romanos 6:2 “Hemos muerto al pecado”
Romanos 6:11 “Consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro”
Gálatas 3:28 “Porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús”
— Si soy uno en Cristo, soy lo que EL es. Cristo no está muerto, EL está vivo, por lo tanto, soy muerto, al pecado, pero vivo, para Dios en Cristo Jesús. Ese secreto quedara escondido hasta que decidamos confesarlo públicamente y la manera de hacerlo es a través del bautismo—
Romanos 6:3-4 Con el bautismo confieso: (1) El Señor Jesús murió por mí, (2) He sido sepultado juntamente con EL, (3) Yo también he resucitado para andar en vida nueva.
Tengo que hacer una observación muy importante porque pudiera ser que alguna persona, por ignorancia suya o de sus padres o por cualquier otro motivo, haya sido bautizado, o este testificando de algo que no es.
Hechos 2:41 “Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados” Lo que es más: todos fueron bautizados. Y esa era la tónica. En la Iglesia Primitiva no había quien no era bautizado. Escuchaban la Palabra, aceptaban al Señor Jesús como su Salvador e inmediatamente daban testimonio de su fe.
Cristo es muerto y sepultado por nosotros. Su muerte es la base para nuestra fe, nuestra salvación descansa en la muerte de Jesús. Cristo murió y pagó el precio que nosotros merecíamos pagar. Aunque su vida fue muy hermosa y su ejemplo también; fue su muerte la que nos trajo redención. Al bautizarme testifico que yo también he sido muerto y sepultado juntamente con Cristo; también testifico que como Cristo, he resucitado para andar en vida nueva.
Luego que el Señor Jesús resucitó no tuvo que cargar nunca más el pecado de nadie, solo vivió para hacer la voluntad de Su Padre. Si el pecado nos llama, no vamos a responder porque estamos muertos. Si el pecado nos da órdenes, no vamos a obedecer porque hemos muerto a su autoridad. Aun, si el pecado nos asalta y causa daño… Romanos 6:14 “el pecado no se enseñoreara de vosotros”. Ahora vivimos una vida completamente nueva, muy diferente a la vida de antes. Ahora vivo para hacer la voluntad de mi Padre Celestial.