A DIOS CON HUMILDAD.

Salmos 137: 1-6. Nehemías 1: 1-6.

Los Salmos son canciones de alabanza, expresan alegría, fe, esperanza, confianza; pero este Salmo no. Este es un Salmo Histórico y registra un periodo del pueblo de Israel que ningún otro libro del Antiguo Testamento relata: La historia de la nación de Israel durante los setenta años de su cautividad en Babilonia.

Aunque algunos habían logrado cierta estabilidad social, política y económica. Recordemos a Daniel, quien se hizo un gran líder en Babilonia, Esther, que fue reina de Persia, Nehemías, que fue copero del rey de Persia, y muchos otros de los cuales eran pocos los que pensaban regresar a Jerusalén. Muchos de los cuales, cuando salían de campin a algún rio de Babilonia:

Salmos 137:1 Se sentían derrotados y lloraban. Fueron ‘sacados’ de su ciudad por su rebeldía o pecado contra Dios.

v.2 “Sobre los sauces, en medio de ella, colgamos nuestras arpas” Perdieron el deseo de cantar, sus canciones y sus alabanzas a Dios, pertenecían al pasado. Hoy solo lloran y se lamentan. ¡Qué triste situacio0n, a donde podemos llagar cuando nos apartamos de Dios!

v.3 Nos pedían alegría, diciendo: cántanos algunos de los cánticos de Sion” Este pueblo muy era conocido por muchos países porque era el único que tenía un templo dedicado al Único y Verdadero Dios y cantaban hermosas alabanzas, se hablaba de ello como “el canto de Israel”. Ahora están cautivos en Babilonia y los habitantes de esa ciudad quieren escucharles… pero ellos habían “colgado sus arpas”. Ahora en lugar de cantar, lloran.

v.4 “Como cantaremos” Nuestra ciudad está lejos y reducida a cenizas, por favor, no nos pidan que cantemos. Desanimo, desilusión. Todo comenzó cuando pecaron alejándose de Dios.

V.5-6 Pero en medio de todo aquello, ellos hacen una promesa a Dios: “Nunca nos olvidaremos de Jerusalén”, queremos volver.

= Luego de setenta años de cautiverio, tienen la oportunidad de regresar. De los tres millones que fueron llevados a Babilonia, solo regresaron cincuenta mil; menos del 2%. Cien años después, 444 AC.:

Nehemías 1:2-3 Nehemías, el copero del rey, por lo tanto muy querido y estimado, judío nacido ya en el exilio, enseñado por sus padres a adorar a Dios y a querer la ‘tierra de sus padres’; físicamente estaba en aquel país extranjero, pero su corazón estaba en Jerusalén. Hanani, su hermano que había ido y regresaba de Jerusalén, le comento a Nehemías: “el remanente está en gran mal y afrenta y el muro de Jerusalén sigue derribado y sus puertas quemadas al fuego”

v.4 Al oír esto se fueron sus fuerzas, se sentó y lloró, ayunó u oró… No se quejó, tampoco pidió que encuentren a los responsables. Él se involucra con Dios, humildemente.

v.5 “Te ruego, oh Jehová” Al presentarse al Señor con toda humildad, lo primero que sucede es, darnos cuenta que estamos ante el Fuerte, Grande, Temible; frente ante el que guarda el pacto y su misericordia a los que le aman.

v.6a Esa humildad también nos hace reconocer que dependemos completamente de Dios, Él quiere ayudarnos y si solo logro que me escuche, bendecirá mi vida. Por eso ora: “este atento tu oído y abierto tus ojos para oír la oración de tu siervo”

– Permítanme un paréntesis. ¿Por qué a veces Dios no nos oye?

. Isaías 59: 1-2 “He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha agravado su oído para oír; pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír”.

. Santiago 4:3 “Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites”.

v.6b Esa humildad nos lleva a confesar nuestros pecados: “yo y la casa de mis padres hemos pecado”. OJO, el no forma parte del pueblo que por su pecado Dios permitió que fueran llevados de esclavos a Babilonia, el nació en el exilio, pero reconocido que estar lejos de Dios es pecado.

2 Crónicas 7:14 “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”

La oración de Nehemías es una oración de esperanza. Él está seguro que Dios va hacer algo, va a perdonar a su pueblo, que en medio de la desesperación va atraer bendición.

– La pregunta es: ¿nosotros, oramos en la esperanza que Dios nos va a bendecir?, si la respuesta fuere SI, entonces, ¿estamos buscando rostro y la voluntad de Dios, o estamos tomando nuestras propias decisiones?

Dios te bendiga ricamente.

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