DUDA O PRETEXTO.

San Juan 20: 24-29.

Con relativa frecuencia a Tomás se le relaciona con uno de los principios más comunes de nuestros tiempos: ‘ver para creer’ como fundamento para el desarrollo de nuestra fe. El origen es la duda; si ésta no es tratada adecuadamente puede causar incredulidad.

Lo primero que hay que determinar es qué clase de duda es. Si es una duda sincera, a Dios le va a satisfacer atenderla; pero si es una duda falsa, ésta se convierte en pretexto para alejarse de Dios. Muchos rechazan la Palabra de Dios porque dicen, es muy difícil de entenderla; claro, contiene principios morales muy estrictos para su ‘gustosa manera de vivir’.

Veámonos a través de Tomás, ¿su duda es sincera o su duda es falsa?

– San Juan 10:31, 39 “Entonces los judíos volvieron a tomar piedras para apedrearle. Procuraron otra vez prenderle, pero él se escapó de sus manos”

Según el verso veintidós, esto sucedió en Jerusalén. Ahora los judíos lo están esperando.

San Juan 11:6-8 “Cuando oyó, pues, que estaba enfermo, se quedó dos días más en el lugar donde estaba. Luego, después de esto, dijo a los discípulos: Vamos a Judea otra vez. Le dijeron los discípulos: Rabí, ahora procuraban los judíos apedrearte, ¿y otra vez vas allá?”

Lázaro acaba de morir y Jesús quiere regresar para despertarlo (v.11). Todos los discípulos cobardemente se oponen, han caminado tres años con el Señor y en lugar de entenderlo tienen muchas dudas ¿Qué te va a pasar? ¿Te pueden matar? Solo hay uno que entiende al Señor Jesús, solo hay uno que entiende su verdadero objetivo, solo hay uno que está dispuesto a morir por Jesús; v.16 “Dijo entonces Tomás llamado Dídimo, a sus condiscípulos: Vamos también nosotros, para que muramos con él”. Tomás demuestra su amor y lealtad, es el único que está dispuesto a seguirlo, no importa el precio.

– En otra ocasión, cuando el Señor Jesús anuncia a sus discípulos que se va para preparar lugar, les dice, San Juan 14:4 “Y sabéis a donde voy, y sabéis el camino”. Después de tres años se entiende que ya saben a qué se está refiriendo, pero no, no entendieron nada; se quedaron boquiabiertos y en silencio, se quedaron con su duda. Solo hubo uno que no se quedó callado y quiso quitarse la duda; San Juan 14:5 “Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas’ ¿Cómo, pues, podemos saber el camino?” A lo que el Señor le contesta, San Juan 14:6 “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mi”

Su duda nos trajo uno de los pasajes más hermosos de las Sagradas Escritura. Su duda fue realmente sincera, Dios la atendió hermosamente.

San Juan 20:24 “Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino”

Recordemos 20:19 “estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos por miedo de los judíos”

Tomás fue el único que no quiso quedarse cobardemente encerrado, se dió valor y salió, seguro pensando tantas cosas que el Señor les enseñó; ahora está muerto, muchas preguntas dan vuelta por su cabeza. Por eso, v.25 cuando los otros discípulos le dicen: Al Señor hemos visto” Él no ha terminado de contestar sus dudas, el exige, “Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré”

Su duda fue sincera, no fue un pretexto para alejarse de Dios, por el contrario, el los busca y se congrega con los otros discípulos. San Juan 20:26 “Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás”

– Cualquiera de nosotros, si queremos crecer espiritualmente, tenemos que relacionarnos con otros creyentes, como dice Hebreos 10:25 “No dejando de congregarnos… exhortándonos”

Cuando hay dudas, la cura no está en la urgencia de ver evidencias, sino en dónde ponemos el corazón. Necesitamos un encuentro personal con el Señor Jesús y caminar de la mano con Él para que nuestra fe crezca.

San Juan 20:26-28 “Llego Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros. Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente. Entonces Tomas respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío!”

No tuvo la necesidad de meter su mano en las heridas de Cristo. El decidió creer que Cristo ha resucitado, también decidió creer que Cristo es verdaderamente Dios. Antes que él, ningún otro discípulo se dirigió a Jesús de esa manera; fue el primero en reconocer que Jesús es Dios.

Por supuesto, mejor o igual es creer sin ver. San Juan 20:29 “Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que vieron y creyeron” pero si tienes tus dudas, y tus dudas son sinceras, congregante, Dios va a perfeccionar la obra que ha comenzado en ti.

Dios te bendiga ricamente.

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