Éxodo 34:29-35; 2Corintios 3:7-16.
Permítanme recordar, por un momento, la historia de Moisés y la ley.
– Éxodo 32:16 “Y las tablas eran obra de Dios, y la escritura era escritura de Dios grabada sobre tablas”
Esta escritura en sus primeros artículos decía: – Éxodo 20:1-6 “No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás…”
Mientras Moisés todavía estaba en la cima del Monte, el pueblo ya estaba quebrantando la ley: – Éxodo 32:1-4 “…A este Moisés, el varón que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos que le haya acontecido… e hizo de ello un becerro de fundición. Entonces dijeron: Israel, estos son tus dioses, que te sacaron de la tierra de Egipto…” Lo cual enciende la ira de Dios –Éxodo 32:9-10 “Dijo más Jehová a Moisés: Yo he visto a este pueblo, que por cierto es pueblo de dura cerviz. Ahora pues, déjame que se encienda mi ira en ellos, y los consuma; y de ti yo haré una nación grande” También se enciende la ira de Moisés – Éxodo 32:19 “Y aconteció que cuando el llego al campamento, y vio el becerro y las danzas, ardió la ira de Moisés, y arrojo las tablas de sus manos, y las quebró al pie del monte”
¿Por qué arroja y quiebra las tablas? Si se las hubiera entregado, en ese mismo momento, aquella nación habría sido destruida totalmente; y comenzado una nueva nación a partir de Moisés. Ira, pero más amor por las personas en pecado.
En el capítulo treinta y cuatro vemos a Moisés nuevamente en la cima del Monte Sinaí, suplicando a Dios que tenga misericordia de ellos. – Éxodo 34:9b-10 “Y perdona nuestra iniquidad y nuestro pecado, y tómanos por tu heredad. Y el contesto: He aquí yo hago pacto delante de todo el pueblo…” Entonces, Dios les da una segunda oportunidad, Éxodo 34:28 “Y él estuvo allí con Jehová cuarenta días y cuarenta noches; no comió pan, ni bebió agua; y escribió en tablas las palabras del pacto, los diez mandamientos”
Junto a ello, Dios les provee de una tienda de reunión o tabernáculo y un sistema de sacrificios; que serían las bases para que el pueblo tenga un acercamiento a Dios. La ley ofreció al ser humano un camino se salvación, pero era necesario cumplir con toda ella. – Levítico 18:5 “Por tanto, guardareis mis estatutos y mis ordenanzas, los cuales haciendo el hombre, vivirá en ellos. Yo Jehová”
– Lo interesante de esta historia lo encontramos en Éxodo 34:29-35 “…No sabía Moisés que la piel de su rostro resplandecía, después que hubo hablado con Dios. Y Aarón y todos los hijos de Israel miraron a Moisés, y he aquí que la piel de su rostro era resplandeciente; y tuvieron miedo de acercarse a él…Y cuando acabo Moisés de hablar con ellos, se puso un velo sobre su rostro…hasta que entraba a hablar con Dios”
“Resplandeció el rostro de Moisés” El apóstol Pablo nos explica que éste misterio es para enseñarnos la existencia de dos ministerios. 2Corintios 3:7-16.
V.7-9 “Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, la cual había de perecer, ¿Cómo no será más bien con gloria el ministerio del Espíritu? Porque si el ministerio de condenación fue con gloria, mucho más abundará en gloria el ministerio de justificación” V.14-16 “Pero el entendimiento de ellos se embotó; porque hasta el día de hoy, cuando leen el antiguo pacto, les queda el mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es quitado. Y aun hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo es puesto sobre el corazón de ellos. Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará”
Un ministerio, el del pacto antiguo, de condenación, de muerte, el cual había de perecer, el cual por Cristo es quitado. Otro ministerio, el del Espíritu; ofrece vida en Cristo Jesús; su sacrificio en la cruz quito el velo que nos separa de Dios.
– Romanos 3:20-22 “Ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado, porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado. Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia”